La pasta es grandiosa, versátil, alimenticia y pare de contar. Acepta casi cualquier tipo de acompañante o ingrediente de diferentes partes del mundo. Me hace pensar en mis ancestros, en mi abuela y mis tías cuando se sentaban en las grandes mesas de sus cocinas a unir ingredientes para luego terminar en un festín de pasta casera, con tomates frescos, albahaca, e infinidad de olores de esa Italia que llevo por dentro. Sin embargo, esta Chicken Pasta me hizo recordar a los restaurantes italianos de Estados Unidos que alguna vez visité con mi familia siendo niña, con platos abundantes, cremosos y hasta grasosos que te reconfortan el estómago y el alma.
Nata con un sofrito de cebolla y puerros, un toque de mostaza de dijon, dados de pollo y hierbas aromáticas, complemento perfecto para una buena pasta.
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